"Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas."
George Bernard Shaw

viernes, 2 de mayo de 2008

Despedida

La lluvia golpeaba con fuerza el suelo, y él, encogido en la oscuridad de un callejón, sumaba sus lágrimas a las del Cielo. Su cuerpo temblaba y la humedad calaba sus huesos, sus labios estaban morados, y sus ojos rojos e hichados.
Recordaba aquellos días en los cuales contaba con su compañía, y buscaba descifrar los misterios que envolvían su ausencia. Se preguntaba una y otra vez a donde se habían marchado los sueños que, juntos, construyeron una vez, quizá no tan lejana a aquellos días tan tristes.
Su voz lo había abandonado, y por más que lo intentase no lograba soltar aquel grito que anidaba en sus cuerdas vocales.
Sus mecanismos de defensa no habían funcionado esa vez, y el efecto placebo no logró su cometido.
Sus últimas palabras, que conservaba dentro del sobre en el que las había recibido, yacían ahora bajo el agua, eran tan sólo un papel mojado sin significado alguno.
Miró a su alrededor, y contempló la soledad que reinaba en el lugar. Pensó en los momentos compartidos, los obstáculos superados y también aquellas profundas fisuras que terminaron por abrir el suelo en dos. Se lamentó por todos los instantes que no fueron registrados, por todos los sentimientos no expresados, por los olvidos olvidados más de una vez y por tantas palabras nunca mencionadas.
Recreó esa carta que nunca escribió, y su mirada se dirigió a los papeles que se deshacían en el agua, esas palabras que nunca conocería, la despedida jamás concretada.
Sabía que era un sueño, que solo debía abrir los ojos para que la realidad golpeara a su puerta. Decidió que ya tenía suficiente por un solo día y cerró sus párpados para volver a abrirlos luego.
Cayó en la cuenta de su engaño, se encontró cara a cara con la cruda realidad.
Observó su entorno, deteniendose en los detalles del callejón. Se encontró solo, buscando una solución inexistente a los temores que creía infundados.
Su vista se encontró nuevamente con la última carta, pero prontó la apartó de su mirada. Su existencía se desgastaba, y su vida se proyectaba ante sus ojos, por última vez, como representación de aquellas palabras que Vida le había enviado y que evitó creyendo que era la mejor manera de postergar su encuentro con Muerte.
Volvió la cabeza hacia el cielo, y la última gota impactó en su frente, penetrando como una bala. Su mente quedó en blanco, la secuencia en cámara rápida había concluido y su cuerpo se desplomó.
Vida había sido frágil a pesar de su esfuerzo por resistir y se desvaneció sin más, mientras Muerte obtenía su triunfo una vez más, como tantas otras veces. A pesar del paso del tiempo, Vida no lograba mejorar sus estrategias y siempre acababa perdiendo.