De espaldas a la vida,
de cara hacia el olvido,
la vida solo es eso:
tan solo un recuerdo.
No ese tipo de recuerdo,
de las cosas que pasaron,
sino, el recordar,
cada día nuevo,
plantearse un objetivo,
para tener algo
por lo cual luchar,
y que te de fuerzas,
para levantarte cada mañana.
Y el olvido... no lo causa la amnesia.
Este olvido, del que hablo,
es producto de la desgana,
del encierro en uno mismo,
de pensar que ya no queda nada.
Ver, que todo aquello,
por lo que una vez luchaste,
se viene abajo, se derrumba.
Nuevamente, todo se convirtió en escombros.
Los suños se destruyen,
la realidad sale a la luz.
Una realidad macabra,
y llena de desesperanza.